¿Pereza o procrastinación?

Todos en algún momento hemos tenido el síntoma de “no quiero hacer nada”, mejor conocido como procrastinación.

La procrastinación es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse. ¿Cómo darse cuenta de que estás procrastinando?

  • Postergas habitualmente esa tarea importante o dejas todo para último momento.
  • Empiezas a pensar en hacer esa tarea y sientes fatiga o estrés.
  • Encuentras mil excusas para dejar eso tan importante para después.
  • Sigues esperando el momento perfecto para realizar esas tareas.
  • Esa tarea nunca tiene final ya que sientes que el resultado no es suficientemente perfecto.

La mayoría de las veces la procrastinación implica hacerse daño a uno mismo, ya que nos hace sentirnos mal. 

«Procrastinar no es un asunto de holgazanería ni de gestión de tiempo, sino de manejo de las emociones.»

¿Cómo combatir ese síntoma de «No quiero hacer nada»?

  • Prioriza lo que tienes hacer y haz una sola tarea a la vez. 🎯 

Realízate preguntas como: “¿Qué es lo primero que tengo que hacer para abordar este tema?” “¿Y, después?”. Poco a poco te irás acercando al objetivo.

  •  Rompe la barrera del primer minuto. ⏱️

Si logras vencerlo tendrás la mitad del trabajo hecho, y a partir de los 5 primeros minutos será tu cerebro el que te ayude a terminar la tarea que has comenzado.

  • Déjate de excusas, simplemente hazlo ya. ⛔

Evita los argumentos autoabsolutorios o autopermisivos como “ya empezaré mañana, que tengo tiempo” o “miro Facebook y empiezo en 5 minutos”.

  • Recompénsate por haber hecho la tarea. 🏆

Ponte premios a modo de motivación.

  •  Cuando tomes una decisión comunícala. 🗣️

El compromiso es más difícil de incumplir si existe una resolución pública

  • No te castigues por procrastinar. 🚫

El autocastigo solo servirá para alimentar tu ansiedad, disminuir tu autoestima y dificultar la realización de tus tareas pendientes.

Aunque algunas de estas formas son eficaces para vencer la procrastinación, no siempre son sencillas de implementar. Porque, en muchas ocasiones, detrás de esa postergación de las tareas se esconde el miedo al fracaso y el exceso de perfección.

Lo mejor de no procrastinar es que dejas de sentir ansiedad y estrés por cosas que a veces son tan simples, pero el aplazamiento hace que nos mortifiquemos y gastemos energías donde no son necesarias.