¿Tienen contraindicaciones los abrazos en la infancia?

Cuando nace un niñ@, en ocasiones podría parecer que los mamás y papás deban tener cuidado de no pasarse con los brazos y los abrazos. ¿Quién no ha oído frases como «No lo cojas tanto que luego se acostumbran«?

En el libro “Tus zonas erróneas: guía para combatir las causas de la infelicidad”, Wayne W. Dyer nos dice que los abrazos no tienen contraindicaciones, lo que sí las tiene es la ausencia de los mismos en edades tempranas.  Las emociones y sentimientos son los remos que nos hacen avanzar en la vida y el amor es la más importante de todas ellas: ser amado, amar y amarse. Mientras que las emociones cómo el miedo, la ira o la alegría vienen programadas genéticamente,  los sentimientos se adquieren por aprendizaje, fundamentalmente en la relación con aquellos adultos que rodean al niñ@.

Sentirse amado desde la infancia proporciona al niño o a la niña autoestima. Por el contrario, la falta de amor, de besos, de abrazos, de achuchones, es causa de inseguridad -¿qué hay de malo en mí?– y abre la puerta al temor. La persona que no ha sido amada nota dentro de sí un vacío que no sabe a qué obedece, encontrará difícil quererse a sí misma o amar a los demás. Otras emociones, como la ira o la tristeza, podrán desarrollarse en su interior.

El amor incondicional de los padres ahuyenta el miedo, riega la semilla de la autonomía en el niñ@ que percibe el ambiente como confiable lo cuál favorece el aprendizaje de la libertad.

No olvidemos que la necesidad de amor no excluye la importancia de aprender normas y límites. Más aún, es un acto de amor de primer nivel, no es siempre fácil ni es algo que apetezca siempre hacer. Sin embargo, debemos saber que de ello va a depender que nuestros hijos e hijas crezcan felices y seguros y que posteriormente se conviertan en adultos bien sanos e integrados socialmente.