Un análisis de «Más que juntos»

En su libro Más que juntos, Lucía Martínez y María Álvarez tratan sobre la intimidad psicológica y espiritual de la pareja. Es una compenetración en el conocimiento y el amor que se va construyendo a lo largo del tiempo y hay parejas que llegan a separarse sin haberla comprendido ni alcanzado.

En una ocasión Miguel de Unamuno hablaba sobre esta compenetración. Explicaba que, cuando su esposa y él eran novios, si ponía la mano sobre el muslo de ella notaba una descarga. Pasaron los años y en la misma situación ya no notaba nada, pero que si hubiesen tenido que cortarle una pierna a ella, le hubiese dolido como si se la hubiesen quitado a él.

Pero, ¿qué elementos componen esta intimidad?

Las autoras se refieren a algunos de los elementos que componen esta intimidad de pareja:

  • Respeto: El respeto no es sólo cortesía o amabilidad, supone ante todo aceptar al otro con sus defectos y limitaciones, no tener la obsesión por cambiarle. Si partimos de la base de que todos tenemos defectos hay que concluir que nuestra pareja también los tiene, y si no le aceptamos tal como es no se puede hablar de amor incondicional.
  • Admiración y agradecimiento: Se suele decir que en la pareja debe darse una admiración mutua. Ver en el otro sus cualidades positivas y el esfuerzo que realiza para sacar adelante la vida en común. Consecuencia de la admiración es el agradecimiento. Habitualmente no se tratará de cosas grandes sino de las pequeñas cosas del día a día que facilitan la vida. Quién no se siente agradecido ante una comida bien hecha, la reparación de un grifo que gotea, la limpieza, el orden o el cuidado de los hijos.
  • Independencia: Consecuencia del respeto es el derecho del otro a ser diferente. Suele decirse que “los que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma opinión”. Los refranes tienen su pellizco de sabiduría, pero también sus límites. Cada miembro de la pareja tiene derecho a fijar sus propios límites, que pueden ser de tipo religioso, político o familiar. En ese ámbito es mejor no provocar discusiones. Respetar.
  • Discusiones: La pareja no tiene por qué estar de acuerdo en todo. Fuera del respeto a los límites a los que nos hemos referido con anterioridad, la pareja puede y debe discutir lo que se refiere a cuestiones de tipo práctico. Con tranquilidad, sin alterarse y buscando alcanzar acuerdos. Hay personas capaces de alterarse por cuestiones mínimas –quizás hemos invadido su espacio- pero capaces de acordar las importantes. Las discusiones deben ser pocas, no juzgar sobre las intenciones de la otra parte y evitar involucrar en ellas a terceras personas.
  • Servicio: El amor es un sentimiento, pero debe traducirse en obras. En el ámbito familiar las posibilidades de demostrar el cariño son infinitas. Limpiar lo que hemos manchado, colocar las cosas en su sitio, colaborar en las pequeñas tareas de la casa, etc. Aquí es donde muchas parejas fallan. No se trata de divertirse constantemente, hay una época para sacrificarse y construir un hogar cómodo para ambos, un nido al que puedan llegar los hijos.
  • Sexualidad: La sexualidad humana tiene muchas fases y la pareja debe tratar sobre ello, aprender sin miedos ni obsesiones. Señalan las autoras cómo, con el paso del tiempo, la sexualidad se convierte en cariño: “Sexualidad son las caricias, la manera de mirar, de tomar de la mano o de la cintura, los detalles del día a día”.