¿Por qué necesitamos tener propósitos de año nuevo?
Proponernos objetivos de Año Nuevo es una práctica casi universal, y lo cierto es igual de popular que el echo de no cumplir esos mismos objetivos. Generalmente, son hábitos de nuestra vida que queremos eliminar o aspectos que deseamos modificar.
El hecho de que los nuevos propósitos se planteen al principio de año o al comenzar cada curso escolar no es algo raro. El inicio de la semana, del mes o del año nos marcan la posibilidad de hacerlo bien desde el principio, de tener una visión completa y positiva de un periodo de tiempo. Los nuevos comienzos nos dan la esperanza de poder ser mejores. Sin embargo, no siempre conseguimos nuestros propósitos y los abandonamos en el intento.
Dejar de fumar, adelgazar, hacer deporte, ir al gimnasio, apuntarse a alguna actividad nueva o ahorrar. Toca hacer balance del viejo año y empezar a pensar en los nuevos propósitos de año nuevo. Proponernos nuevos objetivos, retos e ilusiones, nos hace entrar con más ganas en este nuevo año. ¿Pero cómo evitar la frustración si fallamos en el cumplimiento de estos propósitos? ¿Merece la pena?
¿Sabías que el 80% fracasará en sus objetivos de Año Nuevo antes de marzo?
Las investigaciones nos dicen que casi la mitad de los adultos hacemos propósitos para el año nuevo. Sin embargo, el 80% de nosotros fracasamos antes de llegar a la segunda mitad del mes de febrero. ¿Puede la psicología explicar por qué no cumplimos la mayoría de los propósitos de Año Nuevo?
¿Cuales son los propósitos más habituales? Dos investigadoras, Kaitlin Woolley de la Universidad de Cornell y Ayelet Fishbach de la Universidad de Chicago, publicaron una investigación sobre los propósitos de año nuevo y encontraron que el 55.2% de las metas estaban relacionadas con la salud (como por ejemplo, hacer más ejercicio, comer sano y tener hábitos más saludables, entre otros), el 34.4% de los propósitos estaban relacionados con el trabajo (ahorrar, aprender algo, organizarse mejor) y únicamente, el 5.2% guardaban relación con metas sociales (pasar tiempo con la familia, disfrutar de la vida, etc.).
No hay duda de que para conseguir nuestras metas se necesitan esfuerzo, dedicación y mucha paciencia. Por ejemplo, ¿cuánto hace falta invertir para conseguir adquirir la rutina de hacer deporte al menos 3 días a la semana? ¿O para apuntarnos a clases de un idioma y no abandonarlo a los pocos días? En 2015, el University College de Londres publicó un estudio que afirmaba que para conseguir un hábito hacían falta 66 días, y no tres semanas o un mes como la mayoría piensa.

¿Cómo mantener y cumplir estos objetivos?
Aunque lo más importante es la perseverancia, se puede trabajar la mente para mantenerse firme en los propósitos que nos hemos marcado cumplir. Sin duda, si cambias tu forma de pensar también podrás modificar aspectos de tu comportamiento.
Es imprescindible que seas realista y que comiences con propósitos que puedas cumplir. Por ejemplo, si quieres dejar de consumir alcohol, no puedes volverte abstemio de un día para otro sino que tienes que ir reduciendo su consumo de forma gradual. Además, ponte objetivos a corto plazo y a largo plazo para que te resulte más gratificante.
También podría ayudarte no empezar demasiados objetivos a la vez. Es mejor que comiences con un solo propósito y que hagas todo lo posible por cumplirlo, ya que de lo contrario podrías estresarte y abandonarlos todos. Así, una vez que tengas un objetivo bajo control podrás comenzar con un segundo propósito de año nuevo. Y de paso estarás motivado porque has alcanzado una de tus metas.
Asimismo, es positivo que compartas tu propósito con familiares o amigos. Ellos controlarán tu comportamiento y te ayudarán a que no recaigas si verdaderamente deseas cumplir ese objetivo ¡No tengas miedo a pedir ayuda!
Por último, es imprescindible que no te limites y que aceptes los momentos de debilidad como parte del proceso. Cambiar un mal hábito no tiene por qué limitarse al comienzo del Año Nuevo. Muchas veces las recaídas son inevitables cuando se trata de renunciar a un hábito, lo importante es que aprendamos de los errores y que modifiquemos nuestro estilo de vida de forma gradual.